José Arellano empezó a trabajar la lana cuando tenia 15 años. Antes de crear su propio negocio con el nombre de Don Josh, laboró en cinco talleres de San Miguel de Allende. El primero se llamó Tapetes y cobijas David Amaro, en la calle Sollano.

José aprendió a hilar y a teñir la lana con la paciencia de un sabio. Al paso de los años, conoció todos los secretos de un telar. Un buen día, llegó a tejer hilo por hilo hasta lograr un tapete completo. Así, pudo empezar a hilvanar una nueva historia de grandes retos.

Dios, si da nieve,
también da lana

Su telar tiene sesenta años. En esta hermosa herramienta, José empezó a tejer sus anhelos. Trabajando en él, ha visto crecer a sus hijos y la llegada de sus nietos. Esos viejos maderos convertidos en un instrumento, al ser movidos por su alma llena de talento, han logrado que a su hogar llegue siempre alimento y sustento.

Si quieres conquistar a Ana, llévale un tapete de lana.

Los cientos de tapetes hechos por José, han sido vendidos con éxito en diversas ferias comerciales en todo México. De muchos estados tiene grandes recuerdos. Cuando lo visitamos en su taller, ya estaba preparando su próximo viaje. Le deseamos muchas ventas a este gran artesano incansable. Si quieres una cotización, mándale aquí por aquí un mensaje.

La lana oro mana, según las manos en que anda

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